Sin fecha para un catálogo arquitectónico

Puerto Cabras agoniza sin figuras de protección que salven el casco antiguo de la piqueta

Fotos: Carlos de Saá.
Eloy Vera 2 COMENTARIOS 14/12/2016 - 08:16

El Plan General de Ordenación Urbana de Puerto del Rosario (PGOU) de 1989 propuso un Plan Especial de Protección (PEP) y un Plan de Reforma Interior (PERI) en la cornisa para rescatar el casco antiguo de la capital que jamás se aprobaron. Los intentos fallidos para su redacción dieron vía libre a un movimiento de piquetas que, poco a poco, fue borrando la historia de Puerto de Cabras.

El nuevo Plan General, pendiente de su publicación en el Boletín Oficial de Canarias (BOC), tampoco contempla esas figuras de protección. Desde el Ayuntamiento insisten en que sí se redactará un catálogo arquitectónico como anexo al plan, pero aún no hay fecha definitiva para su elaboración.

La arquitecta urbanista Carmen Román formó parte del equipo redactor del Plan General de 1989. Recuerda cómo en el documento se preveía una zona con un PEP desde la parte baja del Barranco Pilón hasta el mercado municipal y un PERI en el frente marítimo “con la intención de proteger lo poco que había del casco original de la capital”. Se trataba, apostilla, de salvar “los restos del casco antiguo, que puede que no tuvieran un gran valor arquitectónico en sí mismo o grandes edificaciones, peros sí como conjunto histórico”.

Carmen explica cómo en el texto de 1989 “no se incluía un catálogo de protección por no ser preceptivo, pero sí se señalaron las edificaciones de mayor valor patrimonial, tanto rurales como urbanas, para que se incorporaran en un catálogo posterior”. Sin embargo, “desde esa fecha hasta ahora no se ha hecho nada en ese sentido”, lamenta.

La falta de un PEP no impidió el derribo de decenas de edificaciones en el casco, algunas de ellas de valor histórico y arquitectónico, y permitió nuevas edificaciones que esta especialista en urbanismo considera “ilegales” con respecto al documento de 1989 porque “no se podían dar licencias ni haberse ejecutado nuevas edificaciones si no había un Plan Especial de Protección, aprobado definitivamente”.

En 2005 hubo un intento para sacar adelante un Plan Especial de Protección, pero no pasó de la fase inicial y en 2007 el Ayuntamiento redactó otro documento similar que tampoco llegó a aprobarse al igual que ocurrió con el PERI de la cornisa. En el nuevo PGOU, Román señala que “no se contempla ningún plan de protección como recogía el de 1989 y que nunca llegó a aprobarse”.

A su juicio, el nuevo texto “no cumple del todo con la Ley de Patrimonio, ya que ni delimita un PEP ni incluye el catálogo de protección” y aunque esta permite que el catálogo de protección se elabore a posteriori, “no parece ser un asunto de interés para el Consistorio a la vista del tiempo transcurrido sin su elaboración”. Asimismo, Román recuerda que “es obligatorio que cada municipio cuente con un catálogo de edificaciones con valor patrimonial y establezca la manera de intervenir en ellas”.

El concejal de Urbanismo de Puerto del Rosario, Roberto Padilla, reconoce que en el nuevo PGOU no hay ningún plan de protección. “Lo que sí se contempla es la protección de algunas viviendas”, señala. Sin embargo, la toma de medidas para conservar estas viviendas tendrá que esperar a la realización de un catálogo que “está programado a lo largo del primer cuatrienio y que realizará una comisión especialista en la materia para definir qué viviendas se van a incluir y en qué grado de protección”, aclara Padilla. El responsable municipal de Urbanismo señala que la intención del Consistorio es elaborar ese catálogo “lo antes posible, bien el próximo año o el siguiente, ya que cuanto antes se haga antes sabremos cuáles son las viviendas de especial protección y evitaríamos que se pierdan algunas”.

“Es obligatorio que cada municipio cuente con un catálogo de edificaciones con valor patrimonial y establezca la manera de intervenir en ellas”

El nuevo PGOU contempla viviendas de hasta cinco plantas, en la zona de la cornisa de la Avenida Marítima, con locales en la planta baja y también que sea edificable hasta la punta final de la misma. Según Román, en el documento de 1989 esta zona “estaba sujeta a un PERI, que protegiera algunas zonas y permitiera edificar otras, quedando la zona de la Avenida y el remate final, cercano al edificio de la antigua Universidad Popular, como zonas libres”.

Sin embargo, el nuevo documento da vía libre para la construcción de viviendas de cinco plantas en esa zona, “privatizando la Avenida y ocu- pando una zona como Las Excuevas que, a todas luces, era una playa tal y como puede comprobarse en fotos y documentos antiguos”, añade la arquitecta. El especialista en conservación y restauración de bienes culturales, Lorenzo Castañeyra, se ha convertido en una de las voces más discordantes ante los atropellos que en materia patrimonial realizan las administraciones de la Isla. Tras denunciar hace unos meses cómo el Ayuntamiento retiraba el antiguo pavimento adoquinado de la calle Eustaquio Gopar para cubrirlo con losetas, ahora se ha embarcado en la lucha por conservar las casas de la cornisa marítima.

Así, denuncia que Puerto del Rosario “se está quedando sin patrimonio” y alerta cómo “el proyecto del frente marítimo permitirá el derribo de las antiguas viviendas de la cornisa”. A su juicio, estos antiguos cuartos de pescadores, morada de vecinos de otros lugares de la isla cuando emigraron a Puerto Cabras, tienen “interés histórico, pero también un indudable valor estético para la bahía de Puerto del Rosario”. Castañeyra planea proponer en la comisión de Patrimonio del Cabildo de Fuerteventura que sean catalogadas, lo que evitaría su derribo. Además, apunta que algunas han sido compradas a sus dueños por empresarios con fines especulativos. “Quien se haya ya atrevido a comprarlas para destruirlas no me merece ningún respeto”, sentencia.

Salvar del olvido la “identidad urbanística”

El historiador Francisco Cerdeña lleva décadas investigando el pasado de la capital majorera. A través de diversas publicaciones y del blog “Cuaderno de Puerto Cabras” ha ido hilvanando la historia del municipio. Este investigador reconoce el “desánimo” de ver cómo la ciudad ha ido perdiendo su pasado y recuerda que “en nuestra escala temporal, una ciudad de menos de 200 años, un edificio antiguo, la primitiva ermita de 1812 o el cementerio de 1871 son la Puerta de Alcalá”.

El pleno del Ayuntamiento de Puerto del Rosario se comprometió hace unas semanas, y tras una moción presentada por el Grupo Popular, a instar al Cabildo a realizar los informes oportunos para que el Gobierno canario declare Bien de Interés Cultural (BIC) el Cementerio Viejo. Sin embargo, otros lugares como el oratorio, que acogió la primitiva imagen del Rosario, en la calle García Hernández, carecen de cualquier grado de protección.

El historiador advierte de que este edificio debería ser BIC al menos “como sitio histórico”. Cerdeña hace un recorrido virtual por aquellas edificaciones históricas que en las últimas décadas no se han librado de la piqueta. Entre ellas, la vivienda del primer alcalde de la ciudad, Lázaro Rugama, más tarde Batallón de Cazadores y hoy sede del Juzgado número 5 de Puerto del Rosario, en la calle León y Castillo. Igual suerte corrieron la casa de Ramón Castañeyra, el amigo de Unamuno, y en cuya vivienda tenían lugar las famosas tertulias literarias durante la época del destierro del escritor bilbaíno, el primer cine de Puerto, el Ideal, o el antiguo corral concejil, sede del Cabildo y el Ayuntamiento durante la República y los primeros años de la Dictadura franquista y donde hoy se encuentra el Hogar del Pensionista, o interesantes viviendas, algunas con rango de casonas, en las calles García Hernández y León y Castillo.

Sin embargo, Cerdeña cree que aún se pueden salvar algunas de las viviendas que en su día construyeron el puzle del antiguo Puerto Cabras. Entre ellas, los almacenes del Coronel, de finales del siglo XVIII, ubicados en torno a la Avenida Marítima o la casa del primer recaudador, José de Baños, de 1832, además de algunos cuartos de la cornisa marítima ya recogidos en el mapa de Tomás de la Vega de octubre de 1885. También se resiste a ser derribada la fachada del primer cuartel de la Guardia Civil, una casona del siglo XIX que acogió al primer grupo de la Benemérita que llegó a Fuerteventura en 1898, o la antigua fonda en la que se alojó la escritora inglesa Olivia M. Stone durante su visita a la isla en 1884. Según Cerdeña, la protección de estos edificios permitiría “imprimir un valor histórico a algo que sí lo tiene dentro de una sociedad que dice defender su memoria y su identidad” y añade que “tal vez no tengan un valor arquitectónico, algunas de ellas, pero sí una fuerte carga de memoria”.

Comentarios

Magnífico artículo de Eloy Vera Sosa. Valoremos y respetemos lo que aún nos queda de singular.
Digamos lo que digamos, sabemos que la Avenida es de costa y en su día la quitaran y los grandes comerciantes abrirán sus negocios, y al pueblo que le den, déjenos tranquilos, sigan con su política de mentiras y robos legales.....................

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