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La odisea de encontrar una vivienda en el sur de la Fuerteventura expulsa a los trabajadores

Casi toda la oferta que hay en el mercado es vacacional, los pocos alquileres que se encuentran rondan los 900 euros y se convierte en habitual que funcionarios y profesionales rechacen puestos de trabajo

Itziar Fernández 0 COMENTARIOS 13/09/2022 - 07:35

La falta de vivienda en Fuerteventura y en especial en la zona sur se ha convertido en una pesadilla para numerosas familias. La realidad es demasiado cruda para muchos trabajadores del municipio de Pájara que buscan una vivienda de forma desesperada. La recuperación económica tras la pandemia ha sacado a la superficie otra realidad: la difícil situación del mercado de alquiler. La paradoja es dramática: las empresas turísticas demandan trabajadores pero los inmuebles, a precios asequibles para el nivel de los salarios, brillan por su ausencia.

Fabio Autore, propietario de Real Inmobiliaria Jandía, apunta que del medio centenar de propiedades que vende en un año, el 95 por ciento se destina al alquiler vacacional. “Compran extranjeros a un precio bastante elevado y su objetivo no es destinar las viviendas a un alquiler de larga duración, sino convertirlas en vacacionales”, detalla.

En época de bonanza, los números cuadran: los dueños “residen un mes al año y el resto del tiempo la alquilan” a turistas. De este modo, la escasa vivienda consolidada deja de ser residencial para convertirse en turística. Este agente inmobiliario recibe cada día más de una decena de llamadas de funcionarios, especialmente docentes y sanitarios, que no encuentran una vivienda en Morro Jable, o personas que tienen un contrato de trabajo en el sur de la Isla y necesitan una casa, pero “no consiguen nada”.

“Muchos rechazan la oferta laboral”, asegura Fabio, quien apunta que se puede conseguir algo en barrios alejados de la playa, como en el barranco de El Ciervo, pero los precios rozan los 900 euros al mes, más dos fianzas, de modo que alquilar una casa en esa zona “implica un desembolso económico inicial de unos 3.000 euros, que sólo pueden asumir familias con un alto poder adquisitivo”.

Ana Lía, que regenta la inmobiliaria Inmobinet, en Morro Jable, explica la situación con un refrán adaptado para la ocasión: “Es el pez que se muerde la cola, ya que si no hay vivienda no hay futuro”. “Sin trabajo o turistas no comemos, y cuando mejora la economía y hay trabajo falta la vivienda”, resume.

Ana confirma que, ahora mismo, en el sur de Fuerteventura los alquileres rondan los 800 o 900 euros al mes, cantidades imposibles de asumir para una familia trabajadora. “Durante la pandemia se estabilizó el mercado, pero en cuanto se ha recuperado el turismo los precios de los alquileres se han vuelto a disparar y la mayoría de la oferta es vacacional, porque la experiencia de los últimos años con el alquiler tradicional, de larga estancia, ha sido muy mala”, apunta.

La morosidad de muchos inquilinos que incumplen sus contratos de alquiler, la entrada de okupas y los destrozos en los inmuebles han llevado a los propietarios a apostar por el alquiler vacacional, por ser “un negocio más rentable y seguro”. “No hay vivienda para las familias y trabajadores de Morro Jable y Costa Calma, y esto terminará estallando”, augura.

Precios por las nubes

En plena pandemia de coronavirus, el Gobierno autonómico aprobó, en diciembre de 2020, el Plan de Vivienda de Canarias, la hoja de ruta que persigue corregir la falta de inmuebles disponibles para residentes. El estudio del Gobierno destacaba “una buena actividad de compraventas”, concentrada en Corralejo, Caleta de Fuste y Morro Jable. “El comprador es fundamentalmente extranjero”, añadía. Según el Plan de Vivienda, el metro cuadrado construido se sitúa en 1.254 euros de media en la Isla, pero el municipio más caro es Pájara, con casi 1.400. Esas cifras ya han quedado superadas.

El responsable de Real Inmobiliaria Jandía señala que el Plan General de Ordenación (PGO) de Pájara en vigor es de 1989 y destaca que el sur de la Isla lleva “más de 30 años sin afrontar el problema de la falta de vivienda”, pese a que “ahora hay más hoteles que antes y más empresas que necesitan trabajadores”.

Fabio Autore, propietario de Real Inmobiliaria Jandía. Foto: Cedida.

Fabio: “Compran extranjeros y su objetivo no es un alquiler de larga duración”

A su juicio, se ha promocionado muy bien Fuerteventura, pero nadie ha reparado en la necesidad de vivienda para quienes trabajan en el municipio de Pájara, además de los servicios y equipamientos que requieren los residentes. “Hay mucha oferta de cama hotelera, muchas plazas en vuelos para viajar a la Isla, pero falta lo básico, como es la vivienda o unos buenos salarios”, insiste este agente inmobiliario.

Fabio dice que, por su “experiencia”, para los “puestos directivos” o para profesionales que cubren puestos cualificados, como el de chef, las compañías buscan alojamiento para cubrir esas vacantes consideradas esenciales para los establecimientos. Sin embargo, para “camareras de piso, recepcionistas, dependientas, conductores o comerciales la situación es bastante más dura”.

Con este panorama, muchos trabajadores del sur se ven obligados a residir en Gran Tarajal, Antigua o Puerto del Rosario, y a recorrer cada día 60 y hasta 80 kilómetros en transporte público o privado para acudir a sus puestos de trabajo en Jandía, con todo lo que conlleva de costes económicos por desplazamiento y la pérdida de tiempo libre.

Hay quien tiene que compartir piso e incluso habitación: una cama cuesta unos 200 euros al mes para poder descansar, con derecho a baño y cocina. Algunos trabajadores foráneos optan incluso por pernoctar y vivir en viejos vehículos camperizados, ahorrar una temporada, hasta finalizar su contrato de trabajo, y marcharse sin intentar siquiera buscar un hogar en la Isla.

En otras zonas de Fuerteventura, especialmente en las turísticas, la falta de alquileres también es general. En Corralejo (La Oliva) cada vez hay menos oferta de vivienda de larga estancia, mientras el segmento vacacional va en aumento. De las más de 4.800 viviendas vacacionales que había en Fuerteventura, según el último estudio de la Consejería regional de Turismo, en el municipio norteño se concentraban más de 2.400, que representaban unas 10.100 camas. Algunos trabajadores llegan a pagar hasta 300 euros por una habitación y hay casas que alquilan el jardín con una cama debajo de una pérgola en el exterior con acceso a baño. Cualquier oferta es aceptada por algunos trabajadores del sector turístico que se encuentran en una situación de emergencia habitacional.

Hay vecinos que alertan de que algunas personas se han visto obligadas a pasar la noche en corralitos de piedra en el litoral, en tiendas de campaña, metidas en sacos de dormir, y asearse en los grifos de las playas ante la ausencia de un techo adaptado a su salario, “mientras las autoridades miran hacia otro lado”.

Fuera del Plan

En el Plan de Vivienda de Canarias se indica que en la Isla solo hay 527 personas inscritas como demandantes de una vivienda con alguna figura de protección, tanto para adquirirla como para alquilarla. “Las cifras no son reales, la demanda es muy superior”, admite un diputado autonómico. La estrategia de la comunidad autónoma, que contempla aumentar el parque de viviendas protegidas en 5.971, se olvidó del sur de Fuerteventura. En total se prevén 298 en la Isla, pero ninguna en los municipios de Pájara, Tuineje o Antigua.

De forma específica, el Plan de Vivienda recoge un programa, denominado Plan 20.000, que “pretende paliar y corregir los desajustes del mercado del alquiler en los que hay dificultad creciente”, por “la escasez de oferta y por el incremento de precios”, con la construcción de 894 inmuebles. Está diseñado especialmente para “destensionar el precio del alquiler” en los “municipios turísticos”. No hay un municipio que encaje mejor en esta definición que Pájara donde, sin embargo, no se aplicará.

El Plan de Vivienda no contempla casas en Pájara, Tuineje y Antigua

Mientras las familias que sufren para encontrar una vivienda a un precio asumible exigen que se regule el mercado inmobiliario e incrementar los impuestos al alquiler vacacional y ordenar esta oferta turística, aumentando las inspecciones, en el otro lado, el de los propietarios agrupados en la Asociación Canaria de Alquiler Vacacional (Ascav), se reivindica “la libertad de empresa, la creación de puestos de trabajo y la democratización del turismo”.

Su presidenta, Doris Borrego, sostiene que en las Islas hay más de 138.000 inmuebles vacíos mientras que el déficit de vivienda ronda las 40.000 casas. También esgrime otro dato, que la vivienda vacacional representa solo el tres por ciento del parque total de Canarias. Otro factor a tener en cuenta es el de los salarios, que no se ajustan a los precios de la vivienda en las Islas.

Un estudio elaborado por Miranda Cofiño, de la Universidad de La Laguna, analiza la importancia de que los sueldos aumenten en relación al Índice de Precios al Consumo (IPC), y concluye que el incremento de los precios de la vivienda en Canarias no se ajusta ni evoluciona acorde con la subida de los salarios, lo que repercute negativamente en la población canaria.

La solución se antoja compleja en el sur de Fuerteventura, que se ha convertido en un auténtico laboratorio sobre los problemas del mercado inmobiliario. Asociaciones y vecinos piden que se construyan viviendas sociales o que se exploren fórmulas como las de las cooperativas. La falta de suelo disponible es un hándicap, y no está claro que el nuevo Plan General que se está elaborando vaya a resolverlo. Los expertos pronostican que ante el potencial de la península de Jandía, las viviendas que se construyan terminarán, de una forma o de otra, en el mercado turístico. Y vivir en el sur de Fuerteventura se convertirá, aún más si cabe, en un auténtico lujo.

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