MEDIO AMBIENTE

El oráculo de Las Canteras

El foro de la Microárea Marina de la playa de la capital de Gran Canaria es un modelo que permite experimentar la gobernanza participativa del litoral

Gregorio Cabrera 0 COMENTARIOS 18/09/2021 - 08:32

“Estamos en mitad del océano, y lo mismo que nos separa es lo que nos une”, señala Arturo Boyra, director de Oceanográfica, promotor de microáreas marinas y licenciado en Ciencias del Mar. Este puñado de palabras retrata la geografía insular y, además, las barreras que se autoimponen las personas e impiden que remen juntas hacia la misma orilla. Pero hay excepciones.

La Microárea Marina de Las Canteras, impulsada por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, se ha convertido en un extraño ejemplo de unión de voluntades para preservar un espacio litoral que comparte destino con una bulliciosa capital atlántica cuyos cimientos son de puro salitre.

La Microárea echó a andar en 2013 y ha generado un modelo propio de participación para la conservación, la mejora del espacio y la concienciación medioambiental definido por especialistas de seis universidades españolas (Las Palmas de Gran Canaria, La Laguna, Alicante, Cádiz, Barcelona y Cantabria), el Instituto Español de Oceanografía y el CSIC, además de entidades públicas y privadas.

En la actualidad, cuenta con un foro de participación con cincuenta integrantes que dan voz a los valores naturales y a las actividades que concita la gran columna vertebral de la ciudad. Las Canteras es también el corazón y el pulmón de la capital provincial. Es todo, también su alma. Este tagoror discute, escucha, analiza y propone en el marco que le concede la normativa y supone en definitiva una suerte de oráculo, en la acepción de órgano de consejo que entraña el término.

Todo eso lo saben bien las personas implicadas en la gobernanza participativa de Las Canteras y que planifican, desarrollan e impulsan planes y actividades para mejorar este entorno. Ahí están desde los pescadores profesionales a los restauradores, pasando por la Policía Local, la Cruz Roja, clubes deportivos, los centros escolares o las personas expertas en la conservación del medio litoral, como el reconocido experto en sebadales Fernando Tuya, además del Ayuntamiento, el Cabildo de Gran Canaria, el Gobierno de Canarias y el Estado, explica Boyra.

El foro puso sobre la mesa la prohibición de fumar en la playa de Las Canteras, propuesta vehiculada posteriormente por el Ayuntamiento a través de una consulta pública que votó mayoritariamente a favor de la iniciativa contra el humo. Igualmente, se abordan asuntos candentes como el deterioro del sebadal o la acumulación de arena, consecuencias indeseables de la vecindad con la gran urbe.

Oceanográfica, en base a su compromiso con la denominada Economía del Bien Común, ha estado involucrada desde 2008 en la promoción de las microáreas marinas junto a otras entidades y organizaciones. Oceanográfica destaca la labor de Ecologistas en Acción Tenerife, la entidad que les invitó a unirse a ellos en la iniciativa, la Plataforma de Defensa del Litoral ‘El Chorlitejo’, la Cátedra Unesco de Turismo Sostenible de la ULPGC y el extinto Instituto Canario de Ciencias Marinas.

La Microárea de Las Canteras, tutelada por la Concejalía de Ciudad de Mar del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, ha sido puesta como ejemplo de referencia en múltiples eventos nacionales e internacionales como el Congreso Internacional de Ciencias Marinas y está incluida en el Inventario de Iniciativas de Custodia del Territorio de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica, además de erigirse en foco de investigación y ejecución de proyectos porque “se ha generado un punto donde es fácil hacer cualquier cosa y porque hay una interlocución con todos los actores”, subraya Boyra.

Para él, el diálogo constructivo es la verdadera perla que se oculta entre los sebadales que se guarecen tras los arrecifes de Las Canteras. “A nivel técnico, existen soluciones para prácticamente cualquier problema. Pero muchas veces no somos capaces de unirnos y de llegar a acuerdos para velar por lo que nos pertenece a todos. Y en el foro de Las Canteras, el nivel de conciencia y de honestidad que existe es para quitarse el sombrero”, destaca. Le gusta decir que sobre la playa “se alinearon los astros”.


Arturo Boyra, ante el Neptuno de Melenara.

“A nivel técnico, existen soluciones para prácticamente todo. Pero muchas veces no somos capaces de unirnos para velar por lo que nos pertenece a todos”

También lo hicieron en su momento en la Microárea de El Roque, en La Aldea, creada en 2012 y que logró poner en marcha su propio centro de interpretación a pie de muelle, aunque se puede decir que el de Las Canteras es el único proyecto participativo de microárea marina que permanece realmente activo en el día a día en Canarias.

Las microáreas marinas están pensadas para espacios de tamaño relativamente pequeño para poder llegar a acuerdos más fácilmente y garantizar una vigilancia y gestión efectivas con presupuestos relativamente pequeños. En el caso de Las Canteras, su radio de acción cubre alrededor de 90 hectáreas frente a las 70.700 de la Reserva Marina del Archipiélago Chinijo, las 3.000 de La Palma o las 1.200 de la Restinga, en El Hierro.

Boyra recuerda que “en Canarias hace veinte años que no se crea una Reserva Marina y que la Red Natural 2000 tiene un gran potencial, pero está por desarrollar”, de ahí que las microáreas emerjan como herramientas útiles de gestión y participación para preservar los valores del litoral.

Una década después de experiencias con las microáreas en Gran Canaria, Boyra afirma sin dudarlo que el caso de Las Canteras “es un ejemplo a nivel nacional e internacional”. También puede decir que en la travesía se ha tropezado con tormentas, incluido el encontronazo con el Gobierno de Canarias cuando desde esta administración propusieron llevar el proyecto a todo el archipiélago en forma de ecoáreas. “Nos dimos cuenta de que no tenía nada que ver con la idea original. Era un proyecto genuino de la sociedad, pero la borraron y lo desvirtuaron”, rememora. Así que tomaron otros derroteros.

Quizás por la costumbre del buceador, Boyra lanza una mirada profunda a su alrededor y en todo lo que hace. Su discurso entrelaza temas, igual que se entrelazan los océanos. “Las aguas de Canarias”, dice, “posee ambientes tremendamente diversos que ofrecen una riqueza muy accesible y fácil de disfrutar. Pero esto entraña también una responsabilidad. Una de las grandes enseñanzas del proceso de las microáreas es que todo privilegio supone una responsabilidad y esto está muy relacionado con el cuidado, porque podemos bientratar o maltratar. Y eso vale a todos los niveles”.  

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