ENTREVISTA

“Muchas de estas mujeres no son solo migrantes económicas, sino exiliadas de género”

Esther Torrado, profesora de Sociología de la Universidad de La Laguna y experta en migraciones

Esther Torrado, en la Universidad de La Laguna. Foto: Miguel Otero.
Eloy Vera 0 COMENTARIOS 29/08/2020 - 09:51

Esther Torrado lleva décadas vinculada al trabajo de los derechos humanos, fundamentalmente en el tema de la violencia contra las mujeres, niñas y niños. Primero coordinando un centro de Servicios Sociales, después dirigiendo un Servicio de Atención a la Mujer y trabajando en una ONG y en el Instituto Canario de Igualdad (ICI) del Gobierno de Canarias.

En la actualidad, es profesora investigadora del departamento de Sociología de la Universidad de La Laguna (ULL) y miembro del Instituto Universitario de Estudios de las Mujeres (IUEM). Desde hace años, ha centrado sus investigaciones en el tema de las migraciones irregulares y, en particular, en el tráfico y trata de seres humanos con fines de explotación sexual.

La investigadora alerta de la doble vulnerabilidad a la que se enfrentan las mujeres migrantes y la violencia a la que son sometidas durante el trayecto migratorio, con el riesgo de ser reclutadas por las redes de trata para explotación sexual. “En pleno siglo XXI, comercializar con personas vulnerables se ha convertido en un negocio muy lucrativo”, asegura.

-En 2019, se produjo un repunte en la llegada de pateras a Canarias. Cada vez viajan más mujeres en ellas, ¿a qué se debe?

-Siempre he dicho que las mujeres han migrado siempre, a pesar de tener más dificultades. Ahora, lo que han aumentado son las migraciones de mujeres solas o “mal acompañadas”, igual que el caso de los y las menores que van solos o “mal acompañados”. Las mujeres tienen más dificultades para migrar por cuestiones culturales y controles a su movilidad en origen. No es lo mismo un hombre que una mujer en sociedades muy patriarcales donde la migración se considera una cuestión exclusiva de ellos. En este último siglo, las migraciones irregulares están vinculadas a las redes de tráfico y trata de seres humanos y esta tiene muchas caras: la explotación laboral y la mayoritaria con fines de explotación sexual, en el caso de las mujeres y niñas. Ahora, las mujeres no solo son traficadas, es decir trasladadas de un lugar a otro de forma irregular, sino que son además tratadas con fines lucrativos. Con esto no quiero decir que todas las que están llegando sean víctimas de trata o todas las tratadas sean migrantes. En nuestro país y en Canarias, la mayoría de las víctimas son extranjeras, pero estamos observando también el reclutamiento de mujeres de origen nacional. Lo cierto es que, antes, las migraciones de mujeres y niñas eran para reagruparse con la familia en destino. Ahora están aumentando las migraciones de mujeres autónomas, entre comillas, que emigran solas o con sus hijos e hijas. Una de las cuestiones que han desvelado informes de ONG como Médicos del Mundo y Save the Children es que muchas de ellas, sobre todo las de origen subsahariano, tienen que recorrer tres o cuatro fronteras, muchas veces a pie, tardando en llegar a nuestro territorio hasta una media de tres a cuatro años.

-Unas inician el viaje por un deseo de prosperidad, pero otras lo hacen por otro tipo de circunstancias…

-En un artículo que escribí como resultado de mis investigaciones, que se denominaba Huir del fuego para caer en las brasas, se refleja fehacientemente la situación de las mujeres, niñas y niños que huyen de conflictos étnicos, matrimonios forzados, violencia sexual o mutilación genital y que, huyendo de esa violencia o de la pobreza, caen en las redes de trata. Los informes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado alertan sobre la situación de las mujeres que sufren trata y que son de origen extranjero. Muchas de ellas se ven abocadas, por la fuerza de la necesidad o la coacción, a viajar a Europa, contrayendo importantes deudas con las redes criminales y sufriendo extrema violencia, ya sea a través de los malos tratos físicos, sexuales o psicológicos, como en el caso de las mujeres nigerianas con el control a través del vudú o las amenazas a los familiares en origen.

-La violencia en frontera es una realidad que sufre el colectivo migrante, pero ¿cómo afecta a las mujeres?

-Afecta a todos los migrantes. Todos los corredores migratorios constituyen territorios vulnerables. En pleno siglo XXI, comercializar con personas vulnerables se ha convertido en un negocio muy lucrativo, mucho más que el de las drogas o las armas. Es más fácil traficar con seres humanos que con drogas y con armas. En el caso de las mujeres, niños y niñas, su vulnerabilidad se incrementa por el hecho de ser mujeres o menores. sufren más abusos, más violencia, no sólo de las redes sino de sus propios compañeros que recorren los mismos trayectos e, incluso, por la Policía. Este modo de operar se convierte en marcados castigos de género y es común en territorios fronterizos, donde mujeres migrantes y ONG han denunciado la violencia que se ejerce contra ellas, principalmente sexual, con violaciones grupales u obligándolas a prostituirse.

“En el caso de las mujeres, niños y niñas, su vulnerabilidad se incrementa, sufren más abusos y violencia, no solo de las redes, sino de sus compañeros”

-¿A qué se exponen las mujeres que viajan solas?

-Muchas mujeres, cuando realizan el trayecto migratorio, van vestidas de forma masculina en un intento de protegerse y no ser identificadas como mujeres. No obstante, no todas viajan solas, sino, en ocasiones, mal acompañadas por un varón, que suele ser miembro de las redes y se hace pasar por pareja o por alguno que quiere custodiarlas.

-Una vez llegan a destino, ¿se trabaja en su integración y en su recuperación física y moral?

-En las organizaciones sociales, sobre todo las ONG y los servicios sociales y de atención a las mujeres víctimas de violencia, se trabaja con ellas, pero hay que decir que existe una escasez de recursos económicos y humanos por parte de lo que las administraciones públicas destinan para tal fin. Urge que este tema se incluya en la agenda política y se legisle una ley contra la explotación sexual y la trata. Si las mujeres van a denunciar una red de trata necesitan una protección real y recursos para salir adelante. Hace falta una ley nacional y medidas autonómicas con recursos de protección, integración y reparación. Digo reparación porque en España tenemos una asignatura pendiente con las víctimas de violencia sexual, trabajando con el trauma y la reparación del daño. No sólo hay que trabajar la integración sociolaboral sino también esa recuperación porque muchas de estas personas han sido víctimas de violencia extrema y se tiene que dar ese reconocimiento.

-Tras llegar a su destino, ¿cree que les cuesta más integrarse a las mujeres migrantes que a los hombres?

-Creo que integrarse les cuesta a todos, pero no es tanto una cuestión de ellos como de los países de acogida o destino. Cuando uno es un inmigrante irregular, pobre, negro, no habla el idioma y no tiene redes de apoyo no lo tiene fácil. En el caso de las mujeres, además, hay que añadirle una doble vulnerabilidad por el simple hecho de ser mujeres. Son objeto de cosificación y mercantilización y esto, en el caso de las migrantes, se incrementa, pues además de explotarte laboralmente, van a intentar explotarte sexualmente. Ellas tienen un doble factor de riesgo y vulnerabilidad.

-¿Qué papel está jugando la violencia de género en las mujeres migrantes que están llegando en patera a Canarias?

-Siempre digo que muchas de estas mujeres no son sólo migrantes económicas, sino exiliadas de género. Hemos descubierto que, en el caso de los hombres, los proyectos migratorios de naturaleza económica son los mayoritarios. Es decir, buscan mejorar su vida y la de sus familias o, en algún caso, huyen de persecuciones políticas. Junto a estas motivaciones migratorias, en el caso de las mujeres hemos encontrado lo que llamamos exilio por cuestiones de género. Huyen del maltrato, las violencias, prácticas patriarcales o matrimonios forzados. Algunas son captadas en sus aldeas de origen cuando son menores de edad. En algunos casos, las familias ven una salida de mejora en sus vidas aun a sabiendas del riesgo o, simplemente, son engañadas con una promesa de trabajo en Europa.

“Si las mujeres van a denunciar una red de trata necesitan una protección real y recursos para salir adelante. Hace falta una ley nacional”

-¿Qué lleva a una menor a salir de su casa y comenzar el viaje?

-Las migraciones son muy heterogéneas y también los motivos migratorios. Nosotros nos hemos encontrado con niñas que han llegado a Canarias y que han sido prácticamente vendidas por su familia. Es decir, ha habido un consentimiento familiar. La niña como un producto para obtener beneficios. También a niñas que han sido secuestradas o que han huido o menores que van a reagruparse con sus familias. Al tener que cruzar fronteras de forma clandestina se exponen a la violencia física, sexual e, incluso, a la muerte. Algunas se han quedado en las fronteras, obligadas a prostituirse. El éxito o balance migratorio en las niñas es menor. A las chicas las vinculan a redes de tráfico y acaban siendo tratadas. La mujer, los niños y las niñas tienen menos posibilidades de lograr el éxito migratorio por lo que las administraciones públicas deben hacer un esfuerzo mayor para trabajar las migraciones desde una perspectiva de género y entendiendo los factores de vulnerabilidad y violencia adicional que sufren por el mero hecho de ser mujeres. Esto es una parte fundamental de sus procesos de recuperación e integración social.

-¿Qué papel juega la prostitución en todo esto?

-La demanda prostitucional de los varones incrementa la industria de la explotación sexual y la trata. Ellos, con su demanda y los gobiernos, con su inacción son los responsables. En el estudio que realizamos para el ICI, los resultados vinculan el consumo prostitucional al de la pornografía, el ocio y la sociedad de consumo. Muchos varones quieren consumir cuerpos de mujeres distintas a precio low cost, como cuando van a un supermercado a adquirir un producto. La industria para la explotación sexual se ha convertido en un supermercado de cuerpos vulnerados de mujeres y esta ignominia, que va en contra de la libertad de las mujeres y la propia convivencia igualitaria, no va a desaparecer hasta que exista una ley que establezca medidas punitivas de disuasión de la demanda prostitucional, medidas de prevención y sensibilización y alternativas para frenar los reclutamientos y ofrecer salidas reales a las mujeres. Sólo desde este planteamiento lograremos erradicar el establecimiento de redes criminales y la explotación sexual de mujeres y niñas en nuestro país.

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