Trazado de una nueva autovía defendida por la Consejería de Obras Públicas del Gobierno de Canarias.
0 COMENTARIOS 16/05/2022 - 09:27

En agosto de 2019 el Cabildo de Lanzarote declaró la emergencia climática en la Isla. Todos los partidos apoyaron la medida, que supone, entre otras cosas “posicionar la crisis climática en el centro del debate político y social para plantear una serie de objetivos y acciones que permitan mitigar los efectos del calentamiento global” y crear un “plan de acción por el clima y la energía sostenible.

La crisis climática no está en el centro del debate político. Ni en los márgenes tampoco. El plan de acción no se ha hecho, pero si se hiciera, seguro que no recogería la construcción de una nueva carretera. Una cosa es hacer declaraciones y otra muy distinta es gobernar haciendo cosas diferentes a las que se han hecho hasta hora.

Si los coches ya no caben por las carreteras, hay dos soluciones: hacer más carreteras o reducir el número de coches. Contra toda lógica, llevamos cincuenta años optando por la primera solución a pesar de que no funciona.

Pero aunque no solucione el problema que quiere solucionar, sí que tiene beneficios. Económicos, concretamente. El nuevo plan de carreteras para los próximos años que prevé el Gobierno de Canarias, el más progresista y ecologista de la historia, según piensan ellos mismos, contempla 1.600 millones para carreteras. Para este año año hay 229 para infraestructuras viarias y 131 para vivienda. Da la impresión de que se adquieren más derechos como conductor que como ciudadano.

Pues no son suficientes. El consejero de Obras Públicas, Sebastián Franquis, acaba de decir que es “imposible ejecutar las 69 obras previstas en el anexo del actual convenio de carreteras con la financiación cerrada con el Estado a diez años”.

Es el mismo consejero que acaba de anunciar una nueva carretera en Lanzarote, aunque no se sabe qué problema es el que va a solucionar. La carretera, por detrás de la zona industrial de Playa Honda, es la alternativa al soterramiento de la autovía a su paso por Playa Honda, que según el consejero, desaconsejan los técnicos aunque tampoco sabe exactamente cuál es el motivo. En teoría, el soterramiento iba a servir para unir la zona industrial y la zona residencial. La nueva carretera no soluciona ese problema, pero probablemente genere otro que, en un futuro, se pueda solucionar construyendo una nueva carretera.

Esto no es nuevo y lo explicaba mejor Leandro Perdomo en sus ‘Crónicas isleñas’, escritas entre 1976 y 1977. Dedicaba unas cuantas de esas crónicas al aumento del tráfico: “Pero claro, como el progreso es el progreso y al progreso no hay quién lo detenga, según algunos, no puede uno oponerse al progreso, y hay que resignarse, hay que aceptarlo, resignarse, reconocerlo, admitirlo... Está bien, yo no lo discuto. Únicamente digo, o mejor dicho me limito a decir: Pero a qué costa, amigo”.

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