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Costa Teguise cumple 50 años: un destino turístico convertido en pueblo

La localidad acoge ya a 9.200 vecinos con el reto de compatibilizar su carácter turístico con el residencial y el hecho de ser la gran bolsa de suelo urbano de la Isla

Saúl García 0 COMENTARIOS 29/09/2022 - 06:40

El 2 de septiembre de 1972, hace medio siglo, se aprobó de forma inicial el Plan Especial de uso turístico residencial llamado La Maleza de Tahíche, Cortijo del Majo y Llanos del Charco. Un año y medio más tarde, la Comisión Provincial de Urbanismo lo aprobaba de forma definitiva y en octubre de 1974 se otorgaba la primera licencia urbanística. Lo que se estaba aprobando era, en definitiva, el desarrollo de lo que hoy se conoce como Costa Teguise, una de las tres localidades turísticas que fijó después el Plan Insular de Ordenación de 1991 para Lanzarote.

Cincuenta años después ya no es solo un destino turístico, sino que se ha convertido también en el principal núcleo poblacional de Teguise, con unos 9.200 vecinos, y en la principal bolsa de suelo urbano disponible de la Isla. Toni Callero (CC), concejal del grupo de gobierno, dice que los turistas y los residentes pueden convivir perfectamente y que la localidad tiene hoy esas dos perspectivas: la turística y la residencial.

Callero señala que ha pasado “de ser una ciudad dormitorio de 5.000 habitantes a un pueblo de 9.200 en el que los vecinos reclaman actividades de todo tipo” y que ese salto se ha producido en solo una década. Costa Teguise tiene un colegio, un instituto de secundaria y un centro de salud, pero el concejal señala que sería necesario un CEO (un Centro de Enseñanza Obligatoria) que cubra los excesos tanto del colegio como del instituto, “que se están quedando pequeños”, y también plantea la posibilidad de contar con un consultorio de salud de 24 horas.

Apunta además a la próxima apertura del Centro Cívico y del campo de fútbol. “Es una zona muy demandada y reclamada para alquilar o comprar por gente entre 30 y 40 años, porque se vive bien, está cerca de Arrecife y hay playa, entre otras cosas”, dice, aunque reconoce que el precio de la vivienda está por las nubes.

En la oposición, Marcos Bergaz (PSOE) tiene otra visión. Dice que el gobierno municipal “no tiene a Costa Teguise en la cabeza” y que falta una hoja de ruta que marque “lo que se quiere para los próximos cincuenta años”.

Para Bergaz, está cumpliendo mejor la parte privada que la pública, y echa en falta “más acción y más renovación”. Dice que hace falta mejorar la avenida, el paseo, tener mejores infraestructuras deportivas, mejorar el acceso al medio marino, aprovechar el muellito de Las Cucharas para un pequeño centro de deportes náuticos, una escuela infantil, otro centro educativo, una gran ciudad deportiva para residentes y como atractivo para el turismo, un carril bici interior, mejorar la línea interurbana de guaguas y la red de senderos, así como las entradas a la localidad.

La localidad va a seguir creciendo y hay que conciliar lo público con lo privado

Respecto a la planta hotelera, dice que sería necesario renovar la que hay, y “como mucho”, construir en las parcelas de los esqueletos, lo que significaría que los habrían demolido. “Afean y son un problema social también”. El concejal cree que la localidad va a seguir creciendo y que hay que conciliar lo público con lo privado y lo residencial con lo turístico. “Queda sitio para vivienda privada y ojalá para vivienda pública”.

Callero, por su parte, apunta que la planta hotelera no ha aumentado pero sí ha habido renovación, como la del Hotel Coronas, el Teguise Playa y ahora el Salinas. Cree, en cuanto al transporte, que está bien conectada con Arrecife y dice que ahora se va a hacer un intercambiador y plantea la posibilidad de poner guaguas de recorrido interior. También señala que está a expensas de contar con el nuevo contrato de limpieza y de jardinería, para mejorar esas prestaciones.

De la limpieza y el mantenimiento general, precisamente, se queja Hernán Martín, presidente de la asociación Comercio en Costa Teguise, integrada en Felapyme. Cree que “no alcanza con el personal del Ayuntamiento para el mantenimiento”. “Se hacen cosas pero se pueden hacer muchas más”. Dice que en primer lugar es importante que se acabe con los esqueletos. En otro orden de cosas, cree que hay que apoyar más a los restauradores y comerciantes locales y dice que no han llegado las ayudas anunciadas del Ayuntamiento, al igual que la exención de la tasa de mesas y sillas, que se anunció que no se tenía que abonar y se ha cobrado. “No ha habido apoyo al pequeño comerciante, que es el motor de la economía, y muchos locales se sienten un poco abandonados”.

Martín sigue relatando cuestiones que tienen que ver con el funcionamiento del Ayuntamiento, pero que afectan a la localidad, como que “la Oficina Técnica no camina, tiene un funcionamiento arcaico y para todo es una eternidad. Para una pequeña reforma o una licencia de obra menor tardan años”. Tampoco le parece que el paseo de Las Cucharas quedara bien y cree que hace falta una normativa que se cumpla sobre la ocupación de la acera por parte de algunos locales. Apunta, además, los problemas con la vivienda por el auge del alquiler vacacional. “Costa Teguise debería estar como se merece”, resume.

Alejandro Ramírez regenta el Club de Judo en plena avenida y trabaja en una empresa de ocio. Dice que nació en esta localidad prácticamente cuando una parte de esa avenida era de tierra. Señala que es un lugar seguro pero destaca el creciente problema de la vivienda, de la carestía, y un caso concreto en la última promoción de Algol a la que el Ayuntamiento no otorga la cédula de habitabilidad y no se pueden entregar las casas.

Alejandro señala que aún hay una gran capacidad de crecimiento y de nuevo apunta a los esqueletos como un problema de imagen y también social, porque “se están llenando de gente”. Apunta al mantenimiento, la jardinería y la limpieza como cuestiones a mejorar. En el aspecto deportivo, dice que faltan infraestructuras deportivas “acordes a lo que ya hay, no a lo que no hay”, como judo, balonmano o patinaje, mientras que lo que se ha hecho es un campo de fútbol. Finalmente, cree que el transporte público está obsoleto, porque la guagua sigue pasando por los mismos sitios y la localidad ha crecido mucho.

Por su parte, Laura trabaja en La Playa, una tienda que ha abierto en el paseo marítimo, junto a Las Cucharas, el pasado mes de febrero. Dice que se trabaja muy bien y hay mucho turista alemán, italiano o inglés. Para ella, está todo bien, la localidad está limpia y el paseo recién arreglado. “No tengo muchas quejas, este es un sitio muy tranquilo”, asegura.

Julian es francés y vive en la localidad desde hace un año. Dice que Costa Teguise aún tiene “un poco de alma de pueblo”, comparado con Playa Blanca o Puerto del Carmen. Trabaja en casa, es nómada digital, y antes vivió 15 años en Irlanda. “La diferencia es grande, un cambio radical, aquí hay sol y una playa preciosa, esto es tranquilo, agradable, sin inseguridad -dice- pero necesita renovarse, arreglarse, cuando ves los esqueletos piensas: ¿a dónde he llegado?”. “Da un poco de pena porque tiene mucho potencial”, resume.

Cree que hay muchos locales vacíos y que hay que mimar al pequeño comercio. Pide que no se construyan más hoteles, pero que arreglen los que hay y que tampoco crezca el ‘todo incluido’ y no se baje el precio, porque “no hace falta más turismo barato”. Julie lleva diez años viviendo en Costa Teguise. Después de la pandemia abrió un negocio de gestión de alquiler vacacional, que “en dos años ha crecido más del doscientos por cien”. No sale mucho de la localidad. “Aquí se trabaja, pero como si se estuviera de vacaciones y es muy buen sitio para los niños, esto es más para las familias que Puerto del Carmen, sin duda”. “No me hace falta nada más, aquí se está muy bien”, resume.

La Costa, Ercros, el Salinas, la UCCT, Algol…

El cronista de la Villa, Francico Hernández, ha escrito un documento que resume la historia de Costa Teguise, desde la Punta de Lomo Gordo hasta la Punta de Corvina “situado a sotavento del saliente costero de Los Ancones”, que se denominó La Costa y tenía en 1924 unos cien vecinos. Años después, en 1970, se presentaron numerosas solicitudes de construcción en esa zona, principalmente viviendas y algún proyecto de urbanización para 16 apartamentos, aprobados en octubre de ese mismo año. El Ayuntamiento expresó su preocupación por el “alarmante” número de inscripciones en el Registro de la Propiedad de fincas urbanas con solares o terrenos de gran superficie. El Cabildo, en esa fecha, decía al Ayuntamiento que tuviera en cuenta que las obras de carreteras, caminos vecinales y en zonas del litoral habían sido declaradas de interés turístico en 1963.

El pleno municipal, en octubre de 1970, acuerda aceptar el asesoramiento urbanístico gratuito del arquitecto José Ignacio Torres Rojas, que hizo la mayoría de las construcciones de esa primera época, pero la gran protagonista del desarrollo de Costa Teguise es Unión Explosivos Río Tinto (que después se convirtió en Ercros), que entre 1971 y 1973 adquiere siete fincas. La mayor de ellas de 5,5 millones de metros cuadrados en la zona conocida como Maleza de Tahíche, pero también compra otras más pequeñas a Rafael Arencibia, Nicolás Toledo Cabrera, la familia Perdomo, a los hermanos Alonso Prieto y Villa Toledo, acumulando casi ocho millones de metros. Otros propietarios eran los hermanos Lamberti, de La Rocar, con 2,7 millones, los herederos de Tomás Rodríguez, con 83.000 y Josefina Betancort Curbelo, con 1.711 metros.

El Plan de Costa Teguise se aprueba definitivamente en marzo de 1974. El anuncio de la urbanización hablaba de 17 hoteles, 6.500 apartamentos y bungalows y 630 viviendas de servicio. El proyecto de urbanización lo hacen Fernando Higueras y Carlos Picardo con la colaboración de César Manrique, según el anuncio. En 1986, Río Tinto pide licencia para ejecutar la urbanización Costa Sur de Teguise, el futuro campo de golf, y se hablaba de que la población alcanzaría los 40.000 habitantes. En Costa Teguise, según el techo del Plan Insular de 1991, aún se pueden construir 4.300 plazas, de las casi 17.000 que están fijadas.

En Costa Teguise aún se pueden construir 4.300 plazas, de las casi 17.000 fijadas

Albergó el primer hotel de cinco estrellas de la Isla, el Hotel Salinas, inaugurado en 1977, obra de Higueras. El edificio está incluido en el catálogo de patrimonio y sus jardines, creados por Manrique, son Bien de Interés Cultural. La localidad también tiene más creaciones de Manrique, el Pueblo Marinero y la Residencia La Mareta, que se ha convertido en residencia de verano de varios presidentes del Gobierno.

En 1978 se creó la Unión para la Conservación de Costa Teguise (UCCT), que aún sigue activa aunque en marzo de 2007 el Ayuntamiento dictaminó su disolución. Es una entidad que se creó para gestionar el mantenimiento de las zonas comunes de la localidad, cuyas competencias después han ido pasando al Consistorio.

En estos años, han ocurrido episodios sonados, como lo fue el caso Flumelan, que nunca se llegó a juzgar y en el que estuvo imputado el exministro Josep Piqué, que fue director general de Ercros. Hacienda y la Seguridad Social se quedaron en 1996 con propiedades de la compañía para cobrar sus deudas. Un año antes, Piqué había entregado a una sociedad recién creada, relacionada con Dimas Martín, varias fincas y una montaña muy por debajo de su valor.

Toda la bolsa de suelo de Ercros salió varias veces a subasta y acabó adquiriéndola la empresa valenciana Algol. Otro caso de corrupción, Unión, también afectó a Costa Teguise y a Dimas, por los negocios con el empresario hotelero José María Rossell. Y en el caso Yate, el exalcalde Juan Pedro Hernández, fue condenado por la concesión de licencias a hoteles, algunos de ellos convertidos en los famosos esqueletos: dio 1.800 plazas ilegales.

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