La organización medioambiental critica el modelo de negocio basado en la acuicultura industrial que "puede llevar al sistema al límite de su capacidad por la acumulación de una gran cantidad de peces en las jaulas"

Greenpeace denuncia el problema generado por las jaulas marinas de Melenara
La organización medioambiental critica el modelo de negocio basado en la acuicultura industrial que "puede llevar al sistema al límite de su capacidad por la acumulación de una gran cantidad de peces en las jaulas"
Greenpeace se unirá a la cadena humana que la Plataforma por un Litoral Limpio ha convocado este, sábado 27 de diciembre, a las 11.00 horas, en el Paseo de Salinetas (Telde) para exigir la retirada de las jaulas marinas para acuicultura ubicadas a unos escasos 350 metros de la playa de Melenara, una zona prohibida por el Plan Regional de Ordenación de la Acuicultura de Canarias (PROAC).
La organización medioambiental instalará una mesa informativa en la que, además, recogerá firmas contra la acuicultura industrial.
"Esta situación es insostenible, por lo que reclamamos el desmantelamiento inmediato de las jaulas y que se lleve a cabo un análisis riguroso sobre las causas del problema y exista transparencia en la información. Es más urgente que nunca una apuesta real de las autoridades competentes por modelos de acuicultura sostenible", ha señalado Irene Sánchez Lasso, portavoz de Greenpeace en Canarias.
Lo que comenzó a mediados de octubre con la presencia de manchas aceitosas, peces muertos y mal olor en las playas de Salinetas y Melenara, derivó posteriormente en el cierre de varias playas a partir del 5 de diciembre, pertenecientes a los municipios de Telde, Mogán, Agüimes y San Bartolomé de Tirajana. En noviembre, 15 playas, distribuidas a lo largo de las costas del este y sur de la isla, se vieron afectadas:
La más alejada del punto de origen de la contaminación fue la playa de Mogán, situada a 50 km. La causa del problema: la muerte masiva del 40% de las lubinas que la empresa Aquanaria cultiva en una de las tres explotaciones, unos 2.500 toneladas según datos proporcionados por la empresa.
Desde el primer momento, Aquanaria ha defendido que el origen del problema fue un vertido industrial producido por uno de los emisarios cercanos a la instalación. Sin embargo, la comunidad científica señala que habría sido ocasionado por un colapso interno provocado por distintos factores (acumulación de materia orgánica bajo las jaulas, disminución en los niveles de oxígeno, estrés de los peces). Hasta el momento no se ha producido una coordinación entre las autoridades competentes ni han ofrecido información clara y puntual.
El modelo de la acuicultura industrial en Canarias
En el archipiélago canario, al ser oceánico, la profundidad aumenta de forma abrupta a poca distancia de la costa. Esto implica que las jaulas marinas deban situarse cerca del litoral. En consecuencia, la contaminación generada por el pienso no consumido, las heces de los peces o los productos químicos empleados (alguicidas, bactericidas, sustancias antialgas...) puede alterar los ecosistemas y la calidad del agua. Además, la localización de muchas Zonas de Interés para la Acuicultura (ZIA), próxima a vertidos urbanos e industriales (autorizados o no), aumenta el riesgo de efectos acumulativos que podrían afectar a la calidad del agua. Lo ocurrido en Melenara no es un hecho aislado: vecinos y vecinas de la zona llevan más de 20 años documentando episodios de mal olor, materia orgánica en descomposición o mala calidad del agua de baño, y han observado cómo paulatinamente ha ido disminuyendo la biodiversidad en la zona.
Greenpeace denuncia que el modelo de negocio puede llevar al sistema al límite de su capacidad por la acumulación de una gran cantidad de peces en las jaulas. El aumento de las temperaturas en los océanos y la consecuente disminución del oxígeno en el agua, junto al estrés de los peces en las jaulas, son el detonante perfecto de más catástrofes como la ocurrida en Melenara, lo que no es un hecho excepcional en la acuicultura. Hay casos documentados en Noruega o Chile, por citar sólo dos ejemplos.
Frente al modelo de acuicultura industrial, existen alternativas centradas en la pesca sostenible y artesanal o en el desarrollo del sector de las algas, tal y como ha propuesto la Unión Europea y como defiende Greenpeace en su Modelo de Alimentación Sostenible (MAS), que apuesta por una pesca y acuicultura sostenibles de bajo impacto ambiental y alto valor social. Instituciones canarias como el Instituto Tecnológico de Canarias (ITC) o el Banco Español de Algas (BAE) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria participan en proyectos como ALGASAL+, el proyecto europeo I3-4 SEAWEED o el ATL.A.HUB (Centros Atlánticos para impulsar la acuicultura terrestre y la biotecnología de algas marinas). Además, en Gran Canaria se va a desarrollar el primer proyecto piloto de una granja modular de algas de 40 000 m², dentro del proyecto europeo Ocean Gardens.
El proyecto de Gran Canaria Bass Company, ¿un futuro Melenara?
El proyecto presentado por Gran Canaria Bass Company para instalar una granja acuícola para el cultivo de lubinas en las costas de la Aldea, que pretende producir unas 5.400 toneladas anuales, continúa pendiente de un Informe de Evaluación de Impacto Ambiental Ordinario. La concesión se encuentra muy cerca de una zona catalogada de especial protección para las aves y de otras de especial conservación tanto terrestre (Tamadaba) como marítimas (Sebadales de Güigüi). Estos últimos se encuentran a sólo 7 kilómetros y son refugio del angelote, una especie en peligro crítico de extinción que ha encontrado en las aguas canarias uno de sus últimos refugios.
"¿Qué impacto tendría un suceso semejante al ocurrido en la granja marina de Melenara sobre la valiosa biodiversidad de la zona, o sobre la pesca artesanal que se practica en esa costa, o sobre la vida cotidiana de los vecinos y vecinas de La Aldea? La respuesta es evidente, sería demoledor", ha concluido Sánchez Lasso.














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