Eustaquio Santana

Depresiones y... estercoleros

La sociedad actual, de los países desarrollados, disfruta de condiciones y avances prácticamente impensables hace unas décadas y, sin embargo, el número de personas afectas de depresión va en aumento. Esto nos lo decía el Jefe del Servicio de Psiquiatría del hospital de Bellvitge y Profesor de la Universidad de Barcelona, J.M. Menchón. Por consiguiente, a tenor de su análisis, se podría entender que tal aseveración se deba más bien a diversos factores sociales que a un incremento real de la enfermedad depresiva grave…

Y es que las revoluciones se pudren cuando el primer ideal romántico de cambiar el mundo se convierte en una labor burocrática, cuasi policíaca y paranoica. Por eso, una gran parte de la sociedad actual quiere derribar muros y, a su vez, luchar por recuperar principios y valores perdidos. La ética…. Vamos, algo así como volver a recuperar el sentido optimista ante la vida, a pesar de que se vivan momentos adversos… Todos los científicos, inventores y exploradores que han abierto camino a la inteligencia han sido individuos optimistas y, algunos, hasta con cierto sentido del humor, sin que por ello tengan que dejar de ser responsables y rigurosos en su cometido. Personas que, sin ni siquiera ver la luz al final del túnel, han seguido adelante en medio de la oscuridad, movidos, eso sí, por el único afán de proporcionar felicidad a las personas. A ese empeño se han unido también los artistas, los creadores, los visionarios ingenuos…Pero, sin necesidad de ser un líder, un científico o un creador, existen ciudadanos corrientes que, a veces y sin que aún lo sepan, tienen el don natural de transmitir a su alrededor un fluido positivo en contra de cualquier depresión y, gracias a ellos, la sociedad puede seguir “respirando” y, a su vez, mantener ciertas esperanzas de no sucumbir a la asfixia…

Hoy, sin embargo, nuestra querida España, se halla bajo una sensación de ahogamiento... Hemos de atravesar largos estercoleros de insultos, simplezas y estupideces; una sarta de vocablos derrotistas pronunciados con una verborrea mediocre, hasta tal punto que casi se nos hace harto difícil el poder encontrar una opinión inteligente, ponderada y positiva, que nos alegre un poco la vida… Sinceramente, ignoro qué progresista, incluido P. Picasso, usó una paloma como símbolo de la paz, siendo ésta un ave tan violenta; así como qué conservador pensó que la gaviota era un pájaro que sobrevolaba el mar de la libertad, toda vez que las palomas, cuando ven a una de sus semejantes herida, no cesan de picotearla hasta desmenuzarla y vemos, además, ¡cómo nos ensucian las fachadas de determinados edificios institucionales!... Y, por su parte, las gaviotas cambian con gusto un banco de sardinas, a flor del agua, por un estercolero lleno de desperdicios y, ¡lo más grave!, apenas les importa… Cuanto más basura y estiércol, mejor… Son clientes fieles; les da lo mismo cualquier porquería. Se mueven muy bien en ella y hasta parecen encantados… Un ejemplo, entre otros, lo percibimos – ha varias semanas, en el Congreso de los Diputados -con las rufianadas de ERC al Ministro socialista, J. Borrell…

Lamentablemente, viendo ya, desde cierta distancia, la actuación pública, he de reconocer que, en este país, hay abierto una especie de concurso para saber qué político es más polémico, qué comentarista o tertuliano une mejor la ignorancia con la audacia, dándole, incluso, “solemnidad” a la estupidez, y ambos, a su vez, sin escrúpulos y con abundante mala uva... En definitiva, qué paloma es más cruel y qué gaviota es más sucia… Así las cosas, ya vendrán tiempos mejores, porque, en nuestra sociedad, cada vez más, están surgiendo nuevos movimientos de ciudadanos/as comprometidos, que, haciendo uso de las nuevas técnicas de comunicación y en determinadas manifestaciones públicas, van “despertando” las conciencias de nuestra ciudadanía, que parece como adormilada ante la “elocuencia” de las Belenes Esteban, los Jesulines, los Kiko Matamoros, los Kiko Rivera pantojiles o “héroes” como los Julián Muñoz, por citar algunos “ilustres” ejemplos. Contra ello, la esperanza de un mundo mejor y, socialmente, más equitativo. Sí… Y, porque la esperanza no es otra cosa que una especie de espejo colgado en el futuro…

Comentarios

Eustaquio, otro que trabaja para PODEMOS.
Sr. Santana, felicitarle por su artículo, que por supuesto no comparto de ninguna manera, no se puede estar en la misa y repicando a la vez, con mucha diplomacia, desarrolla usted las virtudes de unos y los defectos de los otros, Dígame ¿Hay algún ser humano que usted conozca que haya revelado la parte oculta, que pueda delatarlo, por el comportamiento que haya podido tener? Categóricamente no. El poder legislativo de nuestro país, una vez en manos del triunvirato de la derecha y otras por el de la izquierda, nos ha llevado a este callejón sin salida. Nos escudamos en unos y nos amparamos en otros, mientras el pueblo llano, sufre la ruina, la desolación, el hambre, la miseria, la enfermedad, el dolor, el sufrimiento y hasta veces la muerte, por encontrarse en una situación tremendamente desesperada y que gracias a los proyectos que la iglesia lleva a cabo y a la que tanto ataca la izquierda, puede de alguna manera sobrellevar su pesada carga.
Sr. Santana, no me cabe la menor duda de que es usted un hombre honrado, honesto, sencillo,inteligente y con una capacidad extraordinaria para convencer, pero no deja de sorprenderme su sarcasmo, cuando trata de ridiculizar a los demás, ya lo hacía usted cuando abandonó AM, el trampolín y Universidad de los políticos en Fuerteventura, cuando nos decía que no salíamos de la punta del muelle, quien lo diría, que somos hoy una fuerza muy insignificante a simple vista por la escasa representación que tenemos en las cámaras legislativas, pero estará conmigo, que no estamos sujetos a mandato imperativo de nadie, y que lo mismo que decimos en Canarias, lo llevamos a la Cámara, todo en pro de nuestro archipiélago, por eso cuando lo veo satirizar en el mejor sentido de la palabra, me deja usted perplejo, no es más listo quien más dice sino quien más escucha.

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