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Comienza la batalla para el traslado de la central eléctrica

Fotos: Carlos de Saá.
Janey Castañeyra 0 COMENTARIOS 12/12/2016 - 07:54

La práctica totalidad de la energía eléctrica producida en la Isla, un 94 por ciento, procede de la central térmica de Puerto del Rosario. En el costero barrio de El Charco, a sólo 30 metros de las viviendas, se queman cada día miles de litros de fueloil (seis millones de toneladas al año), y diez chimeneas expulsan a la atmósfera toneladas de C02, entre otros muchos residuos, como azufre, que en lugar de reducirse, desprenden una tendencia al alza en los últimos años, según los registros oficiales.

Los vecinos se quejan de ruidos, vibraciones y contaminación. La falta de soluciones a corto plazo les ha llevado a emprender una batalla para lograr el traslado de la central. El 12 de diciembre a las seis de la tarde han convocado una manifestación frente a la central. La asociación de vecinos Los Hornos del Charco achacan a las instituciones que “no han sido previsoras”.

“Lo normal es tomar medidas cuando se sabe que una población va a crecer y esta infraestructura impide el desarrollo de la ciudad en su zona norte”, declara Mariola Ceballos, portavoz del colectivo, que acusa al Gobierno de Canarias de haber “permitido a la central hacer lo que le ha dado la gana”. “Se les ha dado licencia para instalar generadores nuevos sin exigir que se retiren los antiguos, y al final resulta que han traído motores que se habían retirado de Gran Canaria por obsoletos”, asegura.

El alcalde de Puerto del Rosario, Nicolás Gutiérrez, reconoce que la “convivencia” con la central es algo que, “aunque no nos guste, por el momento tenemos que mantener”. El director de Endesa en Canarias, Pablo Casado, dice que se preocupan “por mejorar permanentemente el estado ambiental de la central con toda la tecnología necesaria para reducción de ruidos y emisiones” y asegura que Medio Ambiente les “monitoriza” de forma permanente.

Bajando la cuesta del Ayuntamiento, al final de la calle Comandante Díaz Trayter, donde termina el barrio y comienza la central, los vecinos no se muestran de acuerdo con la excelencia que defiende la compañía. En cuanto a la contaminación, los datos que publica el Gobierno dan por buenos los niveles de contaminación de la central, pero los afectados cuestionan los métodos.

“Lo que hacen son mediciones estandarizadas a lo largo del día. Estamos convencidos que no se hacen en los momentos de mayor consumo y contaminación de la central. Además, sabemos por antiguos trabajadores que en sus mediciones internas se pegan horas con los medidores hasta que les dan los valores que les piden”, apunta Ceballos, que también asegura que el Gobierno ha concedido permisos para emisiones, con límites para el azufre del doble de lo permitido por Europa.

Con respecto al ruido, mediciones realizadas con sonómetros por los propios vecinos (vídeos en Facebook incluidos) demuestran que en el exterior de la central se exceden los 50 decibelios establecidos como límite en horario nocturno. Así lo reconoce también el alcalde, pero alega que, para ser válidas, ese límite “debe superarse en el interior de la vivienda”.

No lo entienden así desde la asociación, que analizan los niveles de ruido tomando como referencia los parámetros recomendados por la Organización Mundial de la Salud, referidos “al exterior habitable”. Angelines Martínez se queja de que “muchas veces” el ruido no le deja dormir. “Además soy alérgica y asmática, con lo que la contaminación es terrible para mí”. Óscar Hernández destaca que “el fuerte olor a azufre se nota en muchas ocasiones”. Rosario Santana, que vive a 200 metros de la central, protesta “no sólo por el ruido y la contaminación, sino por las vibraciones, que se notan dentro de la habitación cuando te acuestas”.

Los primeros motores de la central que datan de 1975 continúan activos, y según denuncian los vecinos, cuando es necesario los ponen a funcionar. Responsables de la central así lo admiten, y alegan que aunque sean antiguos, los motores llevan un mantenimiento y se han cambiado las piezas con el tiempo, hasta el punto de “que lo único que queda de los antiguos es la carcasa”. Aseguran que hace pocos años se instalaron motores más eficientes y menos ruidosos y contaminantes.

La asociación vecinal Los Hornos del Charco comienza las movilizaciones ante la central eléctrica de Puerto del Rosario

Casado insiste en que la central tiene ya proyectos con autorización administrativa para renovar algunos de los motores y sustituir los más ruidosos sin aumentar la potencia. “La potencia de las centrales ya no se puede gestionar libremente, sino que ahora es el Ministerio el que indica las modificaciones que pueden o no realizarse”. Con respecto al traslado de la central por el que claman todos los vecinos y que también recogen todos los programas electorales, dice el director general de Endesa que de la compañía “no depende determinar un emplazamiento u otro”.

“La central es un servicio esencial, y mientras no haya otra solución tendrá que seguir produciendo”, añade Casado, que en noviembre se desplazó a Puerto del Rosario a firmar un convenio con el Ayuntamiento para aportar 30.000 euros para un proyecto de formación a un millar de parados. El año anterior fueron 15.000 euros para dotar de personal al centro Polivalente de El Charco. Para los vecinos, “esto es venderse por muy poco. La salud de las personas debería estar por encima”.

Sombras y más sombras en la central de Las Salinas

Ante las críticas por la contaminación y los ruidos, responsables de la central se defienden argumentando que las renovaciones de los motores se han realizado siempre adquiriendo unidades más eficientes, como las turbinas de gas que, declararon literalmente, "son menos contaminantes".

Sin embargo, diversas fuentes del ámbito portuario de la capital y del Consorcio de Aguas, instalaciones que comparten espacio con la central en El Charco, afirman que la central eléctrica no se abastece de gas natural de ninguna manera, sino únicamente de fueloil. En todo caso, podría tratarse de combustibles fósiles más ligeros, pero en ningún caso de gas natural pues no llega a la Isla abastecimiento suficiente.

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