CULTURA

Casa Mané, 50 años de la utopía convertida en Arte

Fotos: Carlos de Saá.
Eloy Vera 0 COMENTARIOS 07/12/2016 - 07:35

Casa Mané fue una utopía. El sueño de su impulsor, Manuel Delgado Camino, por abrir la primera galería de arte de Fuerteventura. En esa odisea viajó junto a artistas canarios, entre ellos majoreros, que veían cómo por primera vez su obra se exponía en un recinto dedicado en exclusiva al arte. El pasado mes de noviembre algunos de aquellos artistas volvieron a La Oliva para recordar a Mané y soplar las velas por el 25 aniversario del centro.

Manuel Delgado (Las Palmas de Gran Canaria, 1930-La Oliva, 2016) comenzó a coquetear con el arte como restaurador de imágenes religiosas. En la década de los 50 abrió una tienda de enmarcado, Madelca, que proveía de material a los cenáculos artísticos de Gran Canaria. Más tarde, su compromiso con las artes plásticas le motivó a abrir una galería en Las Palmas y otra en Madrid. El flujo de artistas de un lado y otro fue constante al tiempo que su agenda se llenaba de contactos de pintores, escultores, ceramistas…

Con 58 años de edad, Manuel puso sus ojos en Fuerteventura. La luz y la tranquilidad del destino se aliaron para que la isla se convirtiera en su residencia. La vieja casa del médico de La Oliva, Blas Curbelo, frente a la casa de los Coroneles, le sirvió de morada.

Tras una ardua restauración, Manuel decidió proyectar en la vivienda un gran recinto donde cumplir “su proyecto vital” como galerista y mecenas cultural. En 1991 nació el Centro de Arte Casa Mané, el primer espacio de arte de Fuerteventura y uno de los primeros del archipiélago en dar cabida, en exclusiva, al arte canario.

El artista Alberto Agulló escribió un texto para la inauguración en el que decía: “El centro es su máxima ilusión, su más destacado proyecto sin ayuda de arquitectos, es su fórmula de trabajo directa y positiva, sin protocolos ni ordenadores de sofisticadas técnicas”.

En sus inicios, Delgado se rodeó de la obra de artistas consagrados como Paco González, Lola Massieu, Pepe Dámaso, César Manrique, Víctor Sicilia, Francisco Curbelo, Alberto Manrique o Mario Antígono. Este último volvió el pasado mes de noviembre a La Oliva para recordar a su amigo y mentor.

Antígono recuerda cómo acudía hasta la tienda de enmarcado de Madelca para comprar material para sus lienzos. Este pintor tuvo que esperar hasta 1969 para realizar su primera exposición individual en el Gabinete Literario de Las Palmas. Sin embargo, los ojos de Manuel se habían fijado antes en su estilo expresionista. “Le gustaba mi trabajo y me abrió las puertas de mi oficio”, apunta. A partir de ahí, los cuadros de Antígono empezaron a colgar de las paredes de las galerías de Madrid y Gran Canaria. Algunos de sus lienzos también llegaron a La Oliva de donde no han vuelto a salir después de que Mané se encaprichara de ellos y decidiera incluirlos en su colección permanente.

La artista Rufina Santana también terminaría convirtiéndose en hija artística de Mané. En 2017, Rufina cumplirá 40 años como pintora. Con 16 comenzó a visitar la tienda de Madelca. Allí conoció a este hombre que acabaría enmarcando los cuadros de su primera exposición individual.

La personalidad de esta joven inquieta no pasó desapercibida para Mané, que la adoptó como artista para su galería. Entre los dos acabó estableciéndose un diálogo que tendría su continuidad en el proyecto que ideó a principios de los noventa en La Oliva.

Esta pintora grancanaria, residente en Lanzarote, recuerda los inicios del Centro de Arte Casa Mané con la filosofía del “arte canario como bandera”. En ese camino Manuel se acompaña de José González, su otra mitad y hombre clave en la búsqueda de artistas que atraer al proyecto. Los dos intentaron crear un discurso y un nexo geográfico entre los autores de las Islas. Manuel Delgado falleció este año. Al frente del proyecto se encuentra desde hace algún tiempo su hija Belinda. El pasado 19 de noviembre consiguió reunir a unos 40 artistas y traer algunas de sus obras hasta La Oliva con el objetivo de montar una exposición que homenajeara a su padre.

Belinda comenta “la gran ilusión” que siente por poder continuar el proyecto de su progenitor y “seguir ofreciendo arte y cultura y que la gente se lleve algo más que sol y playa cuando visita la Isla”. Esta mujer explica cómo el centro nació, desde un primer momento, “solo para artistas residentes en Canarias y, entre ellos, tenía muy en cuenta a los jóvenes que empezaban”.

Uno de aquellos artistas jóvenes fue Javier Camarasa. Este escultor, capaz de convertir los restos del naufragio del American Star en arte, recuerda que “en aquella época no había nada en Fuerteventura sobre temas artísticos” por lo que “me pareció interesante la iniciativa que empezó a hacer Manuel de recopilación del arte canario. Dejé varias cosas y fue el inicio de mi trabajo”. Para los artistas de Fuerteventura la aparición de Mané en la escena artística de la isla fue todo un revulsivo. El majorero Antonio Patallo, creador junto a otros artistas del colectivo “Seis pintores y una isla”, recuerda la aparición de Mané como alguien que “venía con una idea que a todas luces parecía una utopía”.

Cuando comenzó la creación del centro, las autoridades insulares y los artistas etiquetaron el proyecto como “una utopía”

Según Patallo, “nadie de los habitantes de la Isla se tomó en serio que un centro como este podía llegar a convertirse en una realidad”. El artista, que participó en una de las primeras exposiciones que se fraguaron en Casa Mané, señala que fue “una apuesta muy fuerte por una idea en una zona sin apenas tradición artística más allá del dato anecdótico del nacimiento del pintor Juan Ismael”.

Cuando comenzó la creación del centro, las autoridades insulares y los artistas etiquetaron el proyecto como “una utopía”. Poco a poco “esa utopía se convirtió en una maravillosa realidad que significó que muchísima gente de Fuerteventura comenzara a conocer el arte moderno y se empezó a cubrir un vacío en Fuerteventura, donde no existían salas de exposiciones y solo se movían algunas apoyadas por Cabildo o ayuntamientos”, añade Patallo.

El pasado 19 de septiembre viejos amigos de Mané cruzaron el umbral de la galería para recordar a su mecenas. Junto a ellos, nuevos artistas que han enriquecido con sus obras los fondos del centro en los últimos años. Unos y otros cogieron los pinceles por un momento y dejaron su sello artístico en un gran mural. El Centro de Arte Casa Mané pintó ese día un nuevo capítulo en su historia.

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