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Canarias frente a la ruta migratoria más mortífera del mundo: un reto sanitario y social

Más de 46.000 personas llegaron al Archipiélago por vía marítima en 2024, procedentes en su mayoría de Senegal, Marruecos, Gambia, Guinea e incluso Costa de Marfil

Diario de Canarias 0 COMENTARIOS 01/09/2025 - 10:42

Hace 31 años llegó la primera patera a Canarias. Aquella pequeña embarcación con dos jóvenes saharauis a bordo abrió la que hoy es considerada la ruta migratoria más mortífera del mundo. Desde entonces, el Archipiélago se ha convertido en una de las principales puertas de entrada a Europa para miles de personas que buscan un futuro mejor.

Solo en 2024, más de 46.000 migrantes alcanzaron las islas por mar, una cifra que ha puesto a prueba los recursos locales y los servicios de salud.

Las condiciones del viaje son extremas: hasta 15 días en alta mar, sin agua ni alimentos, con deshidratación, hipotermias y dolencias conocidas como "pie de patera". Pero al llegar, las dificultades no terminan: idioma, barreras culturales y la falta de recursos marcan la atención sanitaria. "Existe la barrera del idioma, pero también la de las creencias. Muchas veces trabajamos en barracones o colegios reconvertidos en centros de atención, donde falta intimidad", explica José Luis Alonso, Gerencia de Atención Primaria de Gran Canaria.

Los expertos insisten también en el impacto psicológico. "Muchas de estas personas han vivido persecuciones, violencia o naufragios. La salud mental es crucial, pero a menudo queda en un segundo plano", lamenta Artemi Dámaso, matrona de la Gerencia de Atención Primaria.

Mujeres migrantes: la vulnerabilidad aumentada

El perfil del migrante es diferente en función de la vía de procedencia. Y es que, aunque al hablar de migración en Canarias la primera imagen que viene a la cabeza es la de los cayucos y las pateras, hay un importante número de personas que llegan hasta las islas en avión. De acuerdo con José Luis Alonso, en estos momentos quienes llegan por vía marítima irregular proceden de Senegal, Marruecos, Gambia, Guinea e incluso Costa de Marfil. "Sin embargo, si hablamos de población migrante extranjera en general, destacan los venezolanos, cubanos, colombianos o italianos", señala.

La situación es especialmente dura para las mujeres, que pueden sufrir violencia sexual, explotación o trata durante la ruta. "Hay que saber hacer las preguntas adecuadas, aunque generen incomodidad, para poder acompañar a mujeres que han vivido abusos, matrimonios forzados o mutilación genital", señala Dámaso.

Combatir bulos y discursos de odio

Los especialistas desmienten falsos mitos: "No traen enfermedades ni abusan del sistema sanitario. Son personas jóvenes y sanas que han sobrevivido a una travesía que mucha gente no soportaría", advierte Alonso. En la misma línea, reclaman frenar los discursos de odio. "Se habla del miedo a las enfermedades que pueden llegar con los migrantes, mientras nadie cuestiona la entrada de millones de turistas cada año", apunta Dámaso.

El fenómeno migratorio no es homogéneo: varía según género, edad, origen, orientación sexual o situación socioeconómica. Por eso, concluyen los expertos, las políticas públicas deben ser inclusivas y con recursos suficientes. "Como sociedad compartimos la responsabilidad colectiva de dar una acogida digna a todas las personas que llegan a las islas", resume Carlos Ramírez, médico de Familia e integrante del grupo de trabajo de migración y salud de la Sociedad Canaria de Medicina Familiar y Comunitaria (SOCAMFyC).

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